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Conversaciones [ Tercera Parte ] Jo Noero IIO - En una de tus presentaciones en el seminario People Building Better Cities en Johannesburg, declaraste que eras una “persona politizada”. ¿Cuánto afecta esto a tu trabajo? y especialmente ¿cuánto puede afectar a escala mayor en términos de tu rol formando futuros arquitectos el la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Cape Town? En la misma sesión, otro arquitecto, Piet Louw, defendió un entendimiento a-político del rol del arquitecto. Ese es un punto de vista que informa una parte importante de la práctica de arquitectura contemporánea, y especialmente por eso es interesante pensar en una escuela directamente conectada con su contexto, no solo en términos de aproximaciones estéticas, sino a través de contenidos políticos. Otra pregunta sería ¿Existe algún riesgo (para una escuela) al adoptar una posición política específica? Jo Noero - No puedo concebir una práctica arquitectónica que no está, en un sentido, politizada. La arquitectura es un arte práctico que tiene su razón de ser en satisfacer algún tipo de propósito – si no, no puede ser arquitectura –, es dentro del ámbito de esta condición que se localiza su base ética. En otras palabras, con el propósito de satisfacer un propósito la arquitectura necesita, debido a su estatus como un arte práctico, satisfacer algún tipo de propósito social. Me asombro de que haya arquitectos que pueden sostener una llamada por ellos “posición a-politizada”. La arquitectura es la más politizada de todas las artes.
Ahí donde aparece, deja de existir eso que antes existía. La mayoría de las veces es impuesta frente a los ciudadanos de un lugar, sin ningún tipo de alternativa en relación a sus aspiraciones y deseos. Algunas veces la arquitectura tiene éxito – la mayoría del tiempo no lo hace. ¿Cómo puede uno afirmar que no es política cuando consideramos el impacto que tiene sobre el medio ambiente construido? 110 |
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